El pasado 25 de septiembre el colegio realizó una eucaristía como homenaje póstumo a nuestra compañera Elizabeth Rivas, quien falleció recientemente.
Al finalizar la eucaristía, el coordinador de comunicaciones Óscar Iván Zuluaga, pronunció unas palabras donde describió detalles de la amistad que tuvo con Elizabeth durante cerca de 9 años.
Compartimos las palabras de aquella mañana para recordar y homenajear a Elizabeth, y para que quienes no tuvieron la oportunidad de compartir mucho con ella, conozcan algunas de sus principales características.
Q.E.P.D
Lo que más recuerdo de Chavita…
Por las características de mi trabajo, siempre debo estar redactando algo: noticias, comunicados, circulares, artículos o entrevistas. Debo confesar que algunos textos han sido difíciles, unos más que otros, pero este pequeño texto que voy a leer sobre nuestra compañera Elizabeth Rivas, es el más difícil –sin duda- que he escrito en mis casi 10 años de historia en el San Bonifacio. Ninguna universidad en el mundo, lo prepara a uno para escribir palabras de homenaje póstumo a una compañera de trabajo que ya no nos acompaña, y que particularmente extraño mucho.
El 1 de abril de 2009 cuando llegué al San Bonifacio, mi oficina quedaba donde hoy funciona la recepción, y la tesorería, también funcionaba en ese espacio. Eso quiere decir, que la primera persona con la que me empecé a hablar en el colegio fue con Elizabeth. Recuerdo que yo llegué con un montón de preguntas, y las dudas normales de un empleo nuevo, y Elizabeth, con la amabilidad, paciencia y ternura que siempre la caracterizó, despejó todas mis preguntas y me ayudó siempre.
Chavita siempre me inspiró mucha confianza. A los tres días yo ya entraba a la oficina de ella y le preguntaba si tenía algo de comer que me regalara. Yo sabía que con ella iba a la fija, porque siempre tenía colombinas de Davivienda, y siempre me regalaba una; y si yo le insistía, me regalaba dos.
Si me tocara describir a Chavita en pocas palabras, diría que fue una persona excepcional, alegre, simpática, leal, honesta, siempre amable, y dispuesta a ayudar a los demás. Nunca la vi de mal genio, a pesar que siempre me demoraba en enviarle información de admisiones que me pedía.
Quizás yo fui la persona que más bromeó con Chavita del colegio, y aunque algunos no lo crean, Chavita al final se volvió especialista, y me bromeaba de tú a tú, de igual a igual. Aprendió muy rápido.
Nunca pasé por el frente de su oficina, sin parar y hacerle una mueca, y ella en un acto de generosidad pura, siempre me la devolvió. Llevo varios meses pasando por el frente de su oficia esperando esa mueca…. A veces pienso que la voy a ver, y luego recuerdo que ya no está.
En el 2014 decidimos hacerle un merecido reconocimiento en la Revista Criterio. Mientras hacíamos la nota me di cuenta que amaba profundamente a su familia y a su nieto, y que literalmente eran su principal tesoro, por eso no dudamos en titular la nota con: el Tesoro de nuestra tesorera. Recuerdo que para hacerle la foto se puso brava conmigo porque no le avisé,y me tocó convencerla rápidamente de hacer la foto ese día, porque ya estábamos cerrando la edición. Igual, Chavita era una mujer muy elegante y vanidosa, y siempre estaba lista para ser portada de cualquier revista. Ese día, como todos los días, estaba vestida perfectamente: zapatos, cinturón y bolso del mismo color. Y por supuesto, los accesorios que nunca podían faltar: collar y aretes de colores vivos. En la foto quedó con la sonrisa tímida que ella tenía.
Este año, como en mayo, cuando empecé a notar la ausencia de Chavita, sospeché que algo malo estaba pasando, y cuando nos confirmaron que se encontraba delicada de salud, confieso que siempre tuve la fe que la vería de nuevo entrando al colegio caminando, entaconada, con un bolso grande y zapatos y cinturón del mismo color.
Me faltó decirle muchas cosas a Chavita, por ejemplo, que era una de las personas que más admiraba y apreciaba del colegio.
A su familia, lo único que puedo decirles es que desde el cielo un ángel guiará todos sus pasos, y que de ese mismo cielo llegará toda la fortaleza para que superen este momento.
La muerte no nos roba los seres queridos, los guarda e inmortaliza en el recuerdo. Y así será Chavita, nunca la olvidaremos y siempre la extrañaremos. ¡Buen viaje!
Óscar Iván Zuluaga
Coordinador de Comunicaciones