Nudo molecular de nueve cruces

El nudo molecular más complejo que se haya elaborado está formado por 324 átomos. Sus creadores son David Leigh, de la Universidad de Manchester, y sus colaboradores. Como explican en Nature Chemistry, generan primero unas hebras, que por sí mismas se cruzan nueve veces conforme a un plan prefijado. Lo lograron utilizando como armazón seis átomos de hierro, que hacían que las hebras se orientasen correctamente.

Con estas estructuras, los investigadores desarrollan métodos para la formación de nanoestructuras cada vez más grandes y complejas. El objetivo consiste en dirigir con precisión la formación de las estructuras de materiales futuros, de modo que se creen materiales con propiedades hoy inauditas. Hasta en la naturaleza desempeñan los nudos moleculares, presumiblemente, un papel, por ejemplo en el ARN y el ADN.

Para anudar su singular estructura, el grupo de Leigh construyó una molecula precursora, en la que seis de las hebras se ordenaban de modo prefijado en torno a los seis átomos de hierro. En el siguiente paso, las reacciones químicas anudaron los doce cabos sueltos conforme a su prevista disposición espacial. Así solo quedaba una hebra, pero anudada. A la vez se creaba también una estructura con tres anillos que se entrelazan y retuercen entre sí.

La teoría de nudos pertenece a la topología, una disciplina matemática que se ocupa de las relaciones espaciales entre objetos espaciales. Por ello, los nudos moleculares exhiben una asombrosa relación entre  la química orgánica, una disciplina muy bien asentada, y un  campo de la física tan exótico como excitante. Desde hace unos años, los especialistas en estado sólido investigan los materiales topológicos, en lo que no es ya la estructura atómica la que se atiene a reglas espaciales, sino el comportamiento de los electrones.

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