Hallan alcohol etílico y azúcar en un cometa

Un grupo de astrónomos liderados por Nicolas Biver, del Observatorio de Paris, ha obtenido la primera prueba directa de la presencia en un cometa de dos ingredientes fundamentales para la formación y evolución de la Tierra. Los compuestos detectados son el alcohol etílico y el glicolaldehído, la forma más simple del azúcar. Tal como aparece en un artículo publicado en la revista Science Advances, el hallazgo de ambas moléculas avala la hipótesis según la cual los cometas conservan en su interior los compuestos orgánicos sintetizados en las regiones más externas de la nebulosa presolar, a partir de la cual se formó el material que compone algunos de los planetas del sistema solar.
Biver y sus colaboradores obtuvieron dichos resultados gracias a observaciones realizadas con el radiotelescopio de 30 metros de diámetro del Instituto de Radioastronomía Milimétrica (IRAM) ubicado en Sierra Nevada (España), mediante el cual determinaron la composición de la atmósfera alrededor del cometa. Las mediciones se llevaron a cabo en enero de este año, época en que el cometa, llamado C/2014 Q2 o Lovejoy (en honor a su descubridor), mostraba su brillo máximo porque se hallaba en el punto de mínima distancia del Sol, en el que producía más de veinte toneladas de vapor de agua por segundo. A partir del análisis de los datos espectrales, los astrónomos lograron identificar la huella de 21 moléculas orgánicas. Entre estas, además del alcohol etílico y el glicolaldehído, figuran el etilenglicol (utilizado como anticongelante), el formiato de metilo, el acetaldehído (o etanal), la formamida, el ácido fórmico y el formaldehído.
Por otro lado, los compuestos detectados por primera vez en un cometa presentan una abundancia relativamente alta en comparación con la observada en las regiones de formación estelar, lo que sugiere que en la nebulosa presolar tuvo lugar un proceso de síntesis orgánica. Según el equipo responsable del estudio, los valores de las abundancias en relación a la cantidad de agua fueron del 0,12 y 0,02 por ciento para el alcohol etílico y el glicolaldehído, respectivamente. «Durante el período de máxima actividad, Lovejoy liberaba a cada segundo una cantidad de alcohol equivalente a la contenida en 500 botellas de vino» señala Biver.
El descubrimiento llega en un momento particularmente fructífero para la investigación cometaria, mientras la misión Rosetta de la ESA está analizando in situ la composición de 67P/Churiumov-Guerasimenko (67P). Varias de las moléculas identificadas en la superficie de este cometa gracias a los instrumentos del módulo de aterrizaje Philae también se observaron en C/2014 Q2. Con todo, los dos cuerpos celestes tienen un origen diferente: Lovejoy proviene de la nube de Oort, la región más periférica del sistema solar situada a una distancia de entre 10.000 y 100.000 Unidades Astronómicas (UA) del Sol; en cambio, 67P procede del cinturón de Kuiper, que se extiende entre las 30 y 50 UA. La comparación de la composición de ambos cometas permitirá definir, por tanto, las características de los diferentes entornos en el que se formaron.
Finalmente, nadie duda del papel que desempeñaron los cometas en el suministro de agua y otros compuestos a la Tierra durante los primeros cientos de millones de años de su existencia. «El hecho de haber detectado la presencia de cierta complejidad orgánica en el material cometario representa un paso fundamental en la comprensión de las condiciones que permitieron la aparición de la vida en la Tierra», afirma Dominique del Observatorio de París y coautor del estudio.
Más información en Science Advances
Fuente: IRAM

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